El osteoma es un tumor mesenquimatoso osteoblástico benigno caracterizado por una evolución local lenta y durante mucho tiempo asintomática. Su etiología aún no se ha definido. Se encuentran antecedentes de un traumatismo anterior en el 20% de los casos. Su localización más frecuente es la unión etmoidofrontal. Cuando el tumor es voluminoso, puede complicarse con deformación facial, sinusitis crónica o mucocele. Cuando invade la órbita, provoca una exoftalmia. Si se extiende a la fosa cerebral anterior, puede provocar una fístula de LCR o un neumatocele.
Radiológicamente, el osteoma se presenta como una masa opaca de límites nítidos. El diagnóstico diferencial radiológico debe hacerse con el fibroma osificante, la displasia fibrosa o el mningioma esclerosante.
El diagnóstico histológico no plantea ningún problema. Se han descrito tres tipos según su composición esponjosa o compacta: el osteoma compacto, el osteoma esponjoso y el osteoma mixto, constituido por un núcleo esponjoso rodeado de hueso compacto.
Los osteomas múltiples debe hacer pensar, sobre todo en el niño y el adolescente, en un síndrome de Gardner de herencia autosómica dominante que asocia a estos osteomas craneofaciales una poliposis cólica, un engrosamiento de las corticales de los huesos largos y una fibromatosis diseminada.
El tratamiento de los osteomas es quirúrgico y debe responder a dos objetivos: practicar una ablación total del tumor y de su pedículo por el riesgo de recidiva y evitar las deformidades estéticas y funcionales mediante la reconstrucción de las paredes óseas. Las vías de acceso dependen de la localización y del volumen del osteoma. Actualmente la vía más aceptada es el abordaje endoscópico nasosinusal, pero, teniendo en cuenta la extensión tumoral no debe menospreciarse la vía supraciliar, el clásico Caldwell-Luc o incluso el degloving, y no pocas veces es necesario un abordaje combinado. La exclusión de la cavidad sinusal no es necesaria cuando el conducto es permeable y su mucosa sana. La indicación quirúrgica depende del tamaño del osteoma, de la evolución local y de la presencia de complicaciones principalmente orbitarias y cerebrales. La abstención quirúrgica es posible en los pequeños osteomas asintomáticos, siempre que exista un control radiológico regular.
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