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domingo, 3 de diciembre de 2017

SINDROME DE FREY

El síndrome de Frey, también denominado síndrome auriculotemporal,  hiperhidrosis gustativa o síndrome de Frey-Baillarger. Fue descrito por la neuróloga Lucja Frey-Gottesman en 1923. Esta patología es infrecuente y consiste en rubefacción y sudoración en la región parotídea o la parte superior del cuello del lado afectado. También puede situarse por detrás del lóbulo de la oreja, en la zona pilosa anterior o posterior a la oreja o incluso dentro del conducto auditivo externo. Estas manifestaciones se desencadenan tras la ingesta de un alimento que estimula la producción de saliva de la glándula parótida.

La etiopatogenia de este síndrome es la lesión del nervio auriculo-temporal (rama del nervio mandibular, rama del nervio trigémino). Esta lesión puede deberse a una intervención quirúrgica, infecciones, traumatismos, procesos inflamatorios o ser idiopática. La fisiopatología consiste en que tras la lesión del nervio las fibras parasimpáticas destinadas a la glándula parótida se quedan denervadas y al mismo tiempo las simpáticas para los vasos y glándulas sudoríparas de la piel de la región temporal y preauricular. Como los nervios parasimpáticos y simpáticos de la cara son colinérgicos, existe la posibilidad de producirse una regeneración errada, alcanzando las fibras parasimpáticas salivales, a los efectores de las glándulas sudoríparas y la de los vasos sanguíneos de la piel de las regiones citadas. Al suceder este intercambio, al producirse un estímulo gustatorio que excita la salivación, se producirá una respuesta errada que va a excitar la secreción de las glándulas sudoríparas y producir una vasodilatación en las regiones temporal y preauricular.

Para su diagnóstico se usa el Test de Minor que consiste en pintar la zona afectada con una solución de yodo al 2% y posteriormente con polvo de almidón de arroz o patata. Una vez preparado se da un sialogogo al paciente y se observa si aparecen áreas oscuras que indican hiperhidrosis y confirman el diagnóstico.


El tratamiento se realiza con toxina botulínica, anticolinérgicos tópicos, neurotomía timpánica o colgajos en las zonas afectadas.