Un hematoma septal es una cavidad llena de sangre entre el cartílago y el pericondrio de apoyo. Si se deja sin tratamiento, estas bolsas de sangre se infectan con facilidad y puede llegar a necrosarse el soporte cartilaginoso subyacente produciéndose una deformiadad permanente en forma de "nariz en silla de montar".
Cuando un hematoma septal se identifica, debe ser aspirado inmediatamente o drenado mediante una incisión bajo anestesia loca. Para evitar la reacumulación de sangre se puede dejar un drenaje estéril en la zona afectada, pero sin embargo hay pruebas contradictorias sobre el beneficio de su uso, y hay autores que prefieren la colocación de láminas de silicona que eviten el rellenado de la cavidad de sangre y que proporcionan presión y apoyo al septum. Los tapones nasales anteriores también puede ser usados.
Se debe prescribir tratamiento antibiótico y antiinflamatorio postquirúrgico. En el caso de que se usen láminas de silicona, estas deberán retirarse al 10º día aproximadamente de la intervención.
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